Cuando acontece aquello que lo natural ha perdido,
y se simula en un pequeño gesto, que abarcaría todo,
hoy el desdeño de una secuencia neuromodulada
advierte la empatía vencida en el tiempo,
como ajenjo para una sociedad dormida,
mientras en lo escondido tejen el diseño para desaparecerte.
Oh, wow, ¿te suena trágico?
Quizá te preocupe la llegada tarde…
El sistema sabe que la imbecilidad
surfea mentes idiotizadas en reels.
La vertiente despierta solo cuando
el objeto no sea adorado.
El mar de cristal no es más que tu mano
sosteniendo el boludeo gradual y perpetuo.
Programados en una danza sin compás,
somos ecos de pantallas sin alma,
sombras que deslizan el dedo,
prisioneros del gesto mecánico,
adictos al resplandor sin voz,
soñando un algoritmo que nos ame.
¿Recuerdas el viento en la cara?
¿El roce de un mundo sin píxeles?
Ahora solo quedan luces intermitentes
pintando pupilas vacías.
El asombro murió en un clip,
la risa se mide en reacciones.
La historia se borra con un clic,
renace editada, sin cicatrices,
sin dudas, sin grietas, sin memoria,
porque el olvido es rentable
y el rebaño se alimenta
de migajas virtuales.
Las naves ya no vienen del cielo,
sino de fábricas de neón y humo,
incrustan su código en la mente,
te hacen creer que decides,
pero solo sigues la línea
de un destino prefabricado.
Y cuando la red se pliegue sobre sí misma,
cuando la luz azul se apague,
¿sabrás quién eres sin un reflejo?
¿O serás solo un nombre olvidado
en los servidores de lo efímero,
una sombra sin dueño ni tiempo?
Tal vez aún quede un destello,
un latido fuera del enjambre,
una chispa en la bruma digital.
Pero habrá que huir del espejismo,
romper el ciclo de la distracción,
despertar antes de ser solo datos.
o mas Gr4f3no del montón.
G.D
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