Calmará mi noche la luna rasgada,
que en sus poros guarda su última lágrima helada.
¿Dónde rastrear los sueños que huyen sin piedad,
y dejan solo sombras en su continuidad?
¿Qué frase sella el beso en su inmortal hechizo,
cuando la espera amarga se torna un gran abismo?
Tu boca es horizonte, mi único lugar,
y el eco de su ausencia no deja de gritar.
Tu sabor esencial, tan puro y tan eterno,
es fuego que se enciende en mi pecho interno.
Hace poesía al alma que no puede olvidar,
y despierta los versos que no dejan de soñar.
Luna rasgada, cúbreme con tu consuelo,
que mi norte es su amor, mi anhelo, mi cielo.
Gastón Gimenez
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