martes, 19 de noviembre de 2024

Que Pasa

 El aire se intoxica, la gente se amasija,  

y el día a la noche se aplasta, se arrastra.  

Una semana ya son tres, cuerpos arrollados,  

en las vías de este mundo que está  arruinado.  

Bajo el riel, el eco de la muerte retumba,  

y la empapada realidad nos sacude, nos zumba.  


¿Qué pasa con la empatía? ¿Dónde quedó?  

¿Duerme en cajas lubricadas, por malandras mecida,  

mientras las voces callan, y la tristeza nos olvida?  

Normalizan las muertes de atletas, de gente que corre,  

pero el cartel que no tiene cara, nunca se le aparece.  

Marta, Norma o María, invisibles en el papel,  

no salen en la estantería de ese diario tan cruel.  


La salud es una trampa, si entras, tal vez no salgas,  

en los hospitales se juega, como si fuera una maldad.  

Protocolos que no curan, sólo mienten sin compasión,  

y los médicos bailan sobre la muerte, como si fuera canción.  

En plataformas bien pulidas, se hacen los simpáticos,  

pero la matanza sigue, con aires de patogenos inventados.  


¿Qué pasa, viejo tango? ¿Dónde quedó el amor?  

La esperanza se disuelve entre las sombras del dolor.  

Las luces se apagan, las calles ya no cantan,  

y la gente se ha vuelto una máquina que se aguanta.  

En cada esquina una lágrima, un grito, una queja,  

pero el sistema sigue, como una farsa que despeja.  


El aire ya no huele a vida, solo a humo y mentira,  

las muertes son normales, hasta el cuerpo se retira.  

Y nosotros, en este tango, seguimos sin saber,  

si estamos vivos o muertos, si hay algo por aprender.  


¿Qué pasa, qué pasa? ¡Ay, qué pasa!  

Este mundo se traga, y nadie lo abraza.  

Así, entre sombras y risas, seguimos andando,  

en el filo de un abismo, siempre esperando.  

Gastón GImenez. G.D



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