Mas cerca estamos de las profecías,
de Benjamin, y sus trágicas melodías.
La idea de crimen fue el primer paso,
en este estado perplejo, de no hallarnos.
¿Será Neuquén faro de vida, como dijo Parra?
El futuro nos muestra un despertar que zarpa.
Aunque aún cuesta soltar al hombre gris,
cautivo en la mentira que lo hace feliz.
¿Será que el cuelgue en la plaza se aproxima?
¿Será esta tierra el fin de la última cima?
Parravicini lo sabía, lo advirtió en su visión,
un futuro cercano, con fuego y misión.
Aún nos queda sacudir la rama, despertar,
mientras el letargo nos quiere arrastrar.
En la senda ascendente, seguimos el paso,
pero ¿será firme o un descalabro acaso?
La llama de la vida aún arde en el pecho,
aunque el tiempo nos cierre cada hecho.
Nos espera el despertar, nos dice la profecía,
pero, ¿seremos testigos de su agonía?
Escrito está, no lo dice mi pluma,
ni mi ansiedad que en esta sombra se suma.
El fin está cerca, pero el renacer también,
en cada rincón, habrá un nuevo bien.
Y en el fondo de la plaza, el eco resuena,
¿será esta la noche que el sol se ordena?
Falta poco, todo llega, no hay marcha atrás,
y el cuelgue en la plaza será el último compás.
Que ruja la verdad, que arda el olvido,
el hombre gris será, ya está prevenido.
Así nos lo dijo Solari, con su pluma y visión,
un despertar será nuestra salvación.
G.D
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