No luchamos contra carne ni sangre, dice el texto,
mas contra potestades que acechan en lo expuesto.
Principados oscuros, sombras que dominan,
sellando los tiempos, su mal se avecina.
Terraforman ciudades, moldean la existencia,
sus máquinas de muerte no tienen clemencia.
Cada eslabón es parte de su plan sombrío,
alimentando al caos con llanto y frío.
Guerras sangrientas, ofrendas al abismo,
donde el sacrificio es su único mecanismo.
Los titiriteros manejan los hilos del mal,
y el payaso maldito ríe en su ritual.
Los gobiernos, rendidos, su honor abandonaron,
por agendas nefastas su esencia clonaron.
La verdad se despliega ante nuestros ojos,
despertad del letargo, romped los cerrojos.
Oíd los golpes, el sonido que advierte,
sentid cómo llega la fría muerte.
Instalada en la norma, camuflada en la paz,
despertad, pues la hora se acerca más.
G.D
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