En un mundo sellado por sombras letales,
reinaron entidades, poderes infernales.
Ocultos tras rostros de líderes falsos,
tejieron las redes de oscuros repasos.
Presidentes títeres, médicos vendidos,
jueces y medios a pactos rendidos.
El pueblo atrapado en su ceguera diaria,
miraba sin ver su verdad necesaria.
Relámpagos brotan de cielos sin tormentas,
rayos extraños que el alma lamenta.
Árboles arden con fuego interior,
un verde espectral que evoca el horror.
Teorías florecen, el caos estalla,
¿clima o diseño de guerra que avasalla?
Las redes exponen lo que nadie osaba,
mientras la resistencia la verdad buscaba.
En microscopios surgen secretos,
óxido oscuro de grafeno inquieto.
Nanoestructuras que invaden la esencia,
manipulan el alma, burlan la conciencia.
La glándula pineal, tan sagrada en su ser,
era el blanco oscuro de su oscuro poder.
A lo largo del tiempo, en rituales sin luz,
la humanidad sufrió el yugo y la cruz.
Trepanaron cráneos en pasados remotos,
acceso a la mente, poderes ignotos.
De Caral a Malta, el sacrificio fue ley,
nutriendo con guerras el hambre de un rey.
Pero el despertar resuena en la gente,
un grito que arde, una llama urgente.
Unidos se alzan, los tiempos se rompen,
las sombras retroceden, los corazones responden.
La verdad ilumina, las cadenas se quiebran,
la batalla avanza, las tinieblas tiemblan.
Por fin la humanidad, con fuerza y razón,
recupera su esencia, su espíritu, su unión.
G.D
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