martes, 3 de diciembre de 2024

MARZO 2020 LA INFAMIA


Nos alejamos de la ciudad, callados en el tiempo,  

mientras se alzaban torres de comunicación, en un suspiro lento.  

Las piezas del rompecabezas encajaban en su lugar,  

un plan oscuro se tejía, sin nadie para escuchar.  


La guerra comenzó sin llanto, sin testigos, sin dolor,  

y las muertes súbitas pasaban desapercibidas, sin un clamor.  

El caos se desataba, miedo y mentira al compás,  

los medios al unísono tejían la mentira que se iba a quebrar.  


Comenzaron con los ancianos, los más vulnerables,  

mientras el mundo masticaba paranoia, con voces intocables.  

Encima de ambulancias, en pleno invierno,  

con rostros cubiertos, ocultando lo tierno.  


Barbijos que tapaban sonrisas y miradas,  

inútiles como caños que recirculan las aladas,  

respirando su propio veneno, un gas sin salida,  

mientras el aire moría, la humanidad perdida.  


No eran llevados a hospitales, ni a lugares de paz,  

sino a un destino oscuro, que el sol no verá jamás.  

Fue una inoculación masiva, sin piedad ni dolor,  

un veneno líquido que tomaba su calor.  


El miedo cegaba a la población, no veía la verdad,  

pero los niños también, atrapados en la misma falsedad.  

Los días pasaban, y las mentes se invadían,  

por la interfaz líquida, que sin piedad los consumía.  


Ambulancias y camionetas, orquestadas en su acción,  

repetían emergencias, pero escondían el horror.  

El veneno fluía en silencio, y con gran astucia,  

dejando a los ancianos en una prisionera confusión.  


La interfaz destruía, sin gritos, sin clamor,  

los ancianos caían, prisioneros del terror.  

La verdad se desvanecía, y el eco de la mentira,  

se extendía como sombra, alimentando la ira.  


El caos se multiplicaba, más víctimas al suelo,  

pero un grupo valiente luchaba, sin rendirse al duelo.  

Descifraban el plan oculto, deshacían el engaño,  

en un intento desesperado por liberar el daño.  


Las piezas del rompecabezas, finalmente encajaban,  

y la verdad surgía, aunque muchos no miraban.  

La guerra no había terminado, el camino es presente,

en esta era de mentes ausentes.  

G.D

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