martes, 3 de diciembre de 2024

Noticia

 

Desde siglos atrás, se susurraron en el viento,  

palabras selladas, como un enigma en el tiempo.  

“Que ninguno pueda comprar, ni vender,  

sólo el que tenga la marca, o el nombre del ser.”  


Profecías escritas en textos antiguos,  

como sombras que despiertan en mundos ambiguos.  

El número oculto, enigma divino,  

se revela en un código, lejano y preciso.  


En una biblioteca, en el rincón de la noche,  

un sabio halló secretos que el tiempo esconde.  

De alquimia y saber, su mente se desvela,  

encontró una relación que la historia revela.  


El grafeno, material de pura estructura,  

un panal de carbono, esencia y pintura.  

Con seis anillos en forma hexagonal,  

se vinculaba al número fatal.  


Sus átomos de carbono, con seis en su centro,  

protones, electrones, en un eterno encuentro.  

Seis en el número, resonando en la mente,  

y el 666 aparece, ominoso y presente.  


Luego, el óxido, con su forma reducida,  

como la marca que el tiempo ha perdido.  

La “sabiduría” oculta tras su reducción,  

como la llave que abre la revelación.  


Pero en tiempos modernos, la inquietud crece,  

el grafeno líquido, la humanidad aderece.  

Inoculaciones masivas, sin derecho a elección,  

se alzan restricciones, un futuro en opresión.  


¿Quién está detrás de este oscuro plan?  

Sacrificios, energía, como un fin en la piel del pan.  

No sólo humanos, sino entidades que se alimentan,  

de sacrificios que a la humanidad atormentan.  


Las sombras se alzan, los secretos vigilan,  

científicos, sabios, en su cruzada caminan.  

Cada pista los acerca a la verdad oculta,  

y cada descubrimiento la mente salta e insulta.  


El mundo espera la verdad al fin desvelada,  

quiénes son las sombras que nos han traicionado,  

la agenda oculta, el destino incierto,  

enfrentamos la oscuridad con el alma despierta.  

Gastón Gimenez

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