miércoles, 20 de noviembre de 2024

Cobardia


Apenas rozo el cielo al mirarte,

mi mente vaga en la galeria,

de tus encantos, que al hablarte,

brotan en belleza y melodía.

Un clamor de corazones se alza,

espadas baten, el miedo amenaza.


Es la lucha del amante perdido,

que teme saltar, entregarse al abismo.

Mientras su flor duerme en el olvido,

y su corazón se ancla al cinismo.

El tiempo pasa, el alma calla,

y en sus quejumbres la pena estalla.


La amada sueña con su libertad,

que el amor rompa el yugo infeliz,

de la mentira que en su soledad,

se escondió tras un muro gris.

Anhela la brisa de un nuevo día,

donde el amor sea más que utopía.


Pero el cobarde en sombras se queda,

con el pecho sellado por temor,

y la llama que en su alma enreda,

se apaga lenta, vencida al dolor.

El amor reclama su valentía,

pero él se rinde a su cobardía.


Qué triste esconde el corazón sincero,

por miedo a arder en el fuego divino.

Se vuelve piedra, y en su sendero,

pierde el camino hacia su destino.

Mientras la amada, en su tristeza,

guarda un suspiro que ya se aleja.


Rompe las cadenas, grita la flor,

que no hay más cárcel que la inacción.

El corazón no sabe del temor,

solo de amar con toda pasión.

Pero el cobarde, en su agonía,

prefiere el frío a la alegría.


Así se queda, sombra callada,

viendo pasar el tren del amor.

La amada sueña, pero olvidada,

su luz se pierde en el desamor.

Y el amante, preso en su mentira,

solo contempla cómo se retira.

Gastón Gimenez


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