Cuando la noticia surgió, oscura y fría,
el mundo en caos se sumió, la esperanza huía.
Los medios, cautivos en manos de poder,
distorsionaban la verdad, sin querer ver.
Los incendios, primero naturales, parecían,
pero al instante un patrón se revelaba,
eran llamas que, intencionales, devoraban,
y en sus fuegos, rayos exterminadores brillaban.
El cielo, ajedrez de estelas químicas, se abría,
sin una nube real que lo cubriera,
y en medio del desastre, la lucha seguía,
por desentrañar la verdad que se oculta entera.
En secreto, buscadores de la verdad luchaban,
en canales ocultos sus voces hallaban,
un sabio en textos antiguos, al fin descubría,
un símbolo maligno que todo lo corrompía.
Entidades oscuras, con mentes insidiosas,
guiaban los pasos, disfrazadas, sabrosas,
prometiendo dioses y saber supremo,
mientras en sombras controlaban el miedo.
Las guerras y pestes, sacrificios sin fin,
eran el perfume de un mal que no tiene fin.
El estudioso, con ojos bien abiertos,
veía el eco de antiguos secretos muertos.
La resistencia, con fe y conocimiento,
buscaba resolver el oscuro tormento,
grafeno, fuego y energía dirigida,
se tejían en una trama perdida.
Pero la lucha traía también tragedia,
familias rotas, almas en plena herida,
el engaño adictivo, astuto y profundo,
cayó sobre muchos, contaminando el mundo.
No solo contra élites luchaban,
sino contra fuerzas oscuras que manipulaban,
y aunque el precio fuera alto y doloroso,
la verdad se buscaba, aunque el camino fuera tortuoso.
Entre secretos y símbolos ocultos,
la resistencia avanzaba en luchas y cultos,
porque solo en la verdad estaba la clave,
y en su búsqueda, no podían ser esclavos.
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